¡VIVA EL PAPA, VIVA EL PAPA!
Por Guillermo Romero Salamanca
Cuando el Papa Francisco llegue a Cartagena este 10 de
septiembre al barrio con su nombre, se encontrará con 50 mil personas que han
vivido toda clase de violencia y de acontecimientos poco gratos. Es un
gigantesco asentamiento en la falda del cerro de La Popa. Es como si estuviera
en Caacupé, la Villa 21 de Buenos Aires, donde tantas veces celebró la misa
cuando era Cardenal de Argentina.
Un historial de viajes en esas barriadas argentinas
tiene en Papa Francisco. Incluso, cuando lo nombraron como Pontífice, los
medios lo calificaron como el “Papa villero”.
En San Francisco encontrará justamente las mismas
historias.
Todo tipo de problemas tiene el barrio cartagenero,
desde los sociales, económicos, de guerras entre pandillas y de desgracias como
la del 13 de agosto del 2011, cuando la tierra se estremeció y se vinieron al suelo más de 2 mil casas. Por
más de 40 años las familias construyeron sobre un lago que se rellenó con
basura. La zona quedó devastada. Parecía que hubiera sufrido los ataques de una
guerra.
Cuando ingrese este domingo de septiembre, en el día
de su despedida de Colombia, justo al frente de la biblioteca un centenar de
niños le cantarán con todo el corazón: ¡Viva el Papa, Viva el Papa! Y Anavictoria,
una periodista, actriz y cantante le entregará unos versos escritos con el alma
y que lo resumen todo: “Desde este rincón de la patria/ De largas historias
negras/ De esclavitud y de piratas/ Te alabamos Padre Eterno// Gracias Diosito
lindo/ Por enviarnos a este mensajero/ Que nos habla de hacer la Paz /Entre
estos pueblos hermanos”.
Allí también, unos 70 niños, han hecho un mural con la
figura del Papa Francisco.
EN MEDIO DE LOS POBRES
Uno de los deseos del Papa Francisco era levantar una
casa en Las Villas de Buenos Aires, un sector bastante deprimido socialmente y
convivir con los más necesitados, cuando le aceptaran su renuncia como Cardenal
de Argentina. Sin embargo, Dios quiso otro camino: que fuera nombrado como
Papa.
Durante muchos años, en Buenos Aires el Papa Francisco
estuvo haciendo apostolado en las barriadas y en las calles con mayores
problemas sociales.
UNA DE TANTAS HISTORIAS
Cuenta el sacerdote Andrés Tello, para el periódico QP
Qué pasa, recordando la Semana Santa de 1998. “Él era capellán del Hospital
Muñiz de Buenos aires, centro de referencia de enfermedades infecciosas de toda
Argentina (específicamente VIH y tuberculosis). El arzobispo Bergoglio lo
llamó: “El jueves Santo quiero ir allá, ¿puedo?”. El 82 % de la población del
Hospital Muñiz eran enfermos de Sida, el promedio de edad era de 28 años
(muchos jóvenes, niños, drogadictos, prostitutas, travestis), la mayoría muy
pobre.
“Cuando llegó, le expliqué que si bien el Evangelio
habla de 12 apóstoles varones, acá en el hospital tenía varones, mujeres,
travestis. Me dijo: a los que vos elijas, yo les lavo los pies. La misa fue muy
emocionante, todos lloraban, él les dio la comunión a todos. Cuando terminó, me
dijo: ahora quiero llevarles la comunión a los que no pudieron venir porque
están en cama”, cuenta el padre Tello. “Él siempre habló de las periferias
existenciales. Quiso ir a un lugar de mucho dolor y el hospital es eso. A los
pacientes les impactaba que el obispo les diera un beso, un abrazo”, recuerda. “Él
siempre insistía: el ser sacerdote es para todos. Nos decía que seamos amplios
de criterio para dar los sacramentos”.
JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES
El 13 de junio de este año, el Papa anunció que el
próximo 19 de noviembre se celebrará la Primera Jornada Mundial de los pobres y
pidió a los católicos que ellos sean tratados como invitados de honor ese día.
“Podrán invitar a los pobres y a los voluntarios a
participar juntos en la Eucaristía de ese domingo, de tal modo que se
manifiesta con más autenticidad la celebración de la Solemnidad de Cristo Rey
del universo, el domingo siguiente. En ese domingo, si en nuestro vecindario
viven pobres que solicitan protección y ayuda, acerquémonos a ellos: será el
momento propicio para encontrar al Dios que buscamos”, dijo el Papa Francisco.
El 10 de septiembre recordará, una vez más, la
celebración de esta Jornada Mundial de los pobres.
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