EmPápate. Agosto 29
LA MALETA AUSTERA
DEL PAPA FRANCISCO
Por Guillermo Romero Salamanca
Una de las curiosidades del Papa Francisco
que despiertan interés es verle bajar del avión con una pesada maleta negra. Le
acompaña en todas las giras y la pregunta es ¿qué llevará dentro?
Es de cuero negro, puede medir unos 50
centímetros de ancho y unos 35 de alto, posee dos chapas y tiene buena
capacidad para albergar documentos.
No permite que se la carguen, aunque en los
últimos viajes, uno de sus secretarios se la lleva, cuando se sube a un
papamóvil, por ejemplo.
En el libro “El Papa que ama el fútbol” de
Michael Part cuenta que el entonces cardenal Jorge Bergoglio llegó a Roma el 3
de marzo del 2013 a las 9 y 30 de la mañana y revela que “mientras el cardenal
esperaba en la cola de la aduana, abrió su maletín negro para asegurarse de que
tenía su breviario de oraciones en dos volúmenes, su agenda, su billetera, y su
pasaje de vuelta”.
Luego agrega el escritor: “El cardenal no
esperaba ser electo Papa esta vez. Eso se había acabado para él, cuando en el
año 2005 había quedado en segundo lugar, detrás de su amigo, el papa Benedicto
XVI. Esperaba volver a Buenos Aires a tiempo para Semana Santa. Había escrito
una homilía durante el vuelo y apenas si podía esperar para ofrecerla a la
multitud de fieles, una vez que hubiera regresado a casa”.
El maletín negro es un constante en la vida
del Papa Francisco. En el libro se reseña que “cuando el cardenal Bergoglio
salió de la terminal del aeropuerto romano, llevando su maletín en una mano y
arrastrando su maleta de ruedas con la otra, hacía más frío de lo que esperaba”.
LA MALETA: UN
PRETEXTO PARA HABLAR DE DIOS
Como sencillez ante todo, se podría calificar
la actuación del Papa Francisco. Tiene un reloj marca Swatch desde hace muchos
años. Los chapines que usa son de Carlos Samaria, su zapatero de más de 40
años.
Cuentan quienes le acompañaron a él a sus
recorridos por las calles, que de pronto, si quería hablar con un lustrabotas
tomaba como pretexto su maleta, pedía que se la lustraran y así comenzaba un
diálogo para hablar de Dios con esa persona.
LIBROS Y UNA
MÁQUINA DE AFEITAR
El 30 de julio del 2013, cuando regresaba del
viaje para Brasil, ante la insistencia de los medios de comunicación, sobre lo
que llevaba en la maleta, reveló: “! No tenía llave de la bomba atómica! Sino
que lo llevaba porque yo siempre lo hice…Y ¿Qué había dentro? Bueno lo
necesario para afeitarse, el breviario, la agenda, un libro para leer –me traje
uno sobre Santa Teresita de la que soy muy devoto…Yo siempre llevé mi maletín
cuando viajo: es normal. Y debemos ser normales”, contó a los periodistas en
una improvisada rueda de prensa en el vuelo.
LA AUSTERIDAD
ES BUENA PARA TODOS
Ese mismo día les explicó a los periodistas
sobre su vida de austeridad. “No podría vivir solo en el palacio, no es lujoso.
El apartamento pontificio no es tan lujoso, es amplio grande, pero no lujoso. Pero no puedo vivir
solo con un pequeño grupito. Necesito a gente, encontrarme con la gente, hablar
con la gente”, dijo.
“Cada uno debe llevar adelante su vida con su
modo de vivir y de ser. Los cardenales que trabajan en la Curia no viven como
ricos o fastuosos. Viven en apartamenticos, son austeros los que conozco. Cada
uno debe vivir como el Señor le pide que viva. La austeridad, una austeridad
general creo que es necesaria para todos, para todos los que trabajamos en el
servicio de la Iglesia. Hay muchas tonalidades de austeridad, cada uno debe
buscar su camino”, agregó.
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