LAS CARCAJADAS DEL PAPA FRANCISCO
Por
Guillermo Romero Salamanca
Samuel
Langhorne Clemens, escritor y humorista norteamericano conocido en el mundo de
la literatura simplemente como Mark Twain y famoso por sus libros como “El
Príncipe y el mendigo”, “Las aventuras de Tom Sawyer”, “Un yanqui en la corte
del Rey Arturo” y “Las aventuras de Huckleberry Finn”, decía que “la raza
humana tiene un arma verdaderamente eficaz: la risa”.
De
los últimos papas hay unas características especiales. A Paulo VI la gente lo
quería ver, a Juan Pablo II las personas querían escucharlo, a Benedicto XVI
desean leerlo y a Francisco lo quieren tocar. Es, en definitiva un Papa
cercano, que mira a los ojos y que ofrece su amistad.
Unos
días después de su elección, los periodistas encontraron a un nuevo Pontífice
que contaba historias con un fino humor. Contó, por ejemplo, que algunos
cardenales en el Concilio le aconsejaban que se llamase Adriano, en honor a
Adriano VI, reconocido como el Papa “reformista”. Pero también los hizo reír
cuando les reveló que le habían dicho que se pusiera Clemente XV, como una
forma de vengarse de Clemente XIV, quien “suprimió nada menos que a la Compañía
de Jesús”.
Desde
ese momento, el mundo se dio cuenta de las carcajadas del Papa Francisco.
LOS NIÑOS LE HAN HECHO REÍR BASTANTE
El
31 de octubre del 2013, Carlitos, un niño colombiano burló la seguridad del
Pontífice y se subió al estrado. Se sentaba en la silla papal, caminaba por el
escenario, sin que nadie le dijera nada. Era la primera vez que ocurría una
escena de este tipo en las audiencias y cuando los guardas lo quisieron bajar,
simplemente se aferró de la pierna del Papa, quien no tuvo otro remedio que
reírse y dejarlo a su lado hasta terminar la reunión.
Cuando
el sucesor de san Pedro visitara a los Estados Unidos, en Filadelfia, recorrió
las calles saludando e impartiendo la bendición y en una esquina divisó a una
pareja que alzaba a su hija. Doménico Giani, su escolta, se les acercó y cargó
a la niña que estaba vestida con un traje blanco y con un sombrero puntiagudo,
simulando una mitra papal. El Pontífice
no paraba de reír y se le conoció una gigantesca carcajada.
En
marzo de este año, en Roma saludó a una pequeña, la cargó y la besó. La niña no
tuvo inconveniente en arrebatarle el solideo y al Papa le causo tremenda risa.
UNA CONTAGIOSA RISA
En
Filipinas, unos 2.000 religiosos –obispos, sacerdotes y monjas—le demostraron
cuánto lo estiman, provocando una risa colectiva en la misa que se celebraba en
la catedral de Manila.
Cuenta
Marta Jiménez, periodista de Aciprensa, que “el Papa Francisco comenzó su homilía
–en inglés--, con la pregunta que Jesús le hace a Pedro según el Evangelio: “Do
you love me? (¿me amas?), dijo el Santo Padre. Acto seguido y de manera
imprevista todos los presentes respondieron al unísono con un prolongado “!
Sí!”. El Papa comenzó a reír y de manera fraterna les hizo esta aclaración: “!
Muchas gracias! ¡Pero estaba leyendo las palabras de Jesús!”.
UNA GIGANTESCA CARCAJADA
El
30 de marzo de este año, Greg Burke, portavoz del Vaticano, publicó lo sucedido
en el encuentro con Justin Welby, primado de la Iglesia anglicana.
El
video y las fotografías se hicieron virales en redes sociales, donde se ve al
Papa riéndose a carcajadas por el chiste del arzobispo inglés.
"¿Sabes cuál es la diferencia entre un estudioso de la liturgia y
un terrorista?
Con el terrorista se puede tratar", le dijo el arzobispo
Welby al Sumo Pontífice; quien estalló en risas en medio de
la reunión.
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